A mis 22 años debo confesar que no he probado los placeres del sexo y esto debido a que soy bastante tímido y muy dedicado a mi pasión por los deportes en especial el ciclismo. A pesar de que el deporte me mantiene siempre en forma aun no lograba debutar sexualmente, hasta que apareció paige desnuda y todo cambio.
Una tarde acabando mi entrenamiento diario me fui a casa y al tocar el intercomunicador una y otra vez no recibía respuesta alguna. Al parecer no había nadie en casa, pero casualmente llegó mi vecina paige desnuda del mercado y me ofrecí a ayudarla con sus bolsas de paso aprovechaba en ingresar al edificio.
Luego de dejar los paquetes en el depa de mi vecina me dirigí al mío para intentar ingresar. Golpee la puerta fuertemente pero nadie me abría. Mi hermano y mis padres no se encontraban así es que me esperaba una larga espera. Para hacer un poco de tiempo me puse a hacer los ejercicios de estiramientos en el pasillo. De nuevo surgió la presencia de paige desnuda, mi vecina tiene 30 años, pero mírala como se cuida, todos mis amigos estábamos enamorados de ella: era mediana, de tez blanca y una sonrisa perfecta. Mantenía la línea y tenía unas tetas que nos volvían locos a todos en el edificio, su cara aún reflejaba un aspecto juvenil, pero con un toque de viciosa, tenía las piernas largas y gruesas pero totalmente en forma.
Al verme haciendo mis ejercicios paige desnuda se acerca a mí y me preguntó qué es lo que estaba haciendo y yo se lo explique. Me replico porque no lo hacía en casa y le conté que me habían dejado afuera, así es que me invitó a pasar a su casa para tomar un poco de agua y descansar, ya que notaba mi traje de ciclista totalmente mojado por el ejercicio. Entramos por la cocina y me ofreció té helado que tenía ya preparado.
–Pero como haz desarrollado muchacho, si hace nada eras un mocoso y ahora ya estas hecho un hombre– mirándome un poco con deseo.
Por un momento pensé que esa mirada estaba tan solo en mi imaginación, pero luego note que paige desnuda se desabrocho un botón de su blusa y empezó a sacar las cosas de la compra, a la hora de recoger las cosas no se inclinaba, sino que se echaba dejándome al descubierto sus pechos, como tenía una blusa bastante holgada, además cuando se volteaba le apreciaba su hermoso culo. Yo estaba ya empezando a sudar frio y se me estaba empezando a poner duro el miembro y como estaba en mallas me tuve que sentar para no ser sorprendido.
Una vez que acabó de poner todo en su sitio me dijo que me quite el polo mojado que traía, que me alcanzaría una toalla y un polo seco. Me quite el polo delante de paige desnuda y me volvió a regalar esa mirada picara. Me invito a ir a su sala para ver la tele, mientras ella traía lo que me prometió y de paso se iba a cambiar. Luego de unos minutos bajo con el polo seco y ella tenía puesto un poleron largo que con las justas le cubria sus partes íntimas.
Ella me dio el polo y se sentó en el sofá conmigo, se puso en el otro lado del mueble, hacía mí, con las piernas sobre mis rodillas, con lo que podía ver su tanguita. Estaba muy caliente y tenía miedo a que paige desnuda me sorprendiese con mi excitación. Empezamos a hablar de todo un poco: mis estudios, los amigos, y como iba mi carrera de ciclista. Todo iba bien hasta que me preguntó si me dolía cuando me depilaba. Yo le respondí que sí, que era lo que más me molestaba, entonces ella me propuso que la próxima vez lo haría ella, ya que tenía mucha experiencia en lo que depilación se refiere y que ni lo sentiría cuando me lo haga.
De pronto sin saber cómo ni porque empecé a chuparle uno de sus pies, poco a poco, dedo a dedo, dándole masajes. Cuando levanté mi mirada vi que paige desnuda estaba tocándose sus tetas y metiéndose un dedo en la boca retorciéndose de placer. Entonces vio como la observaba, se levantó y me bajó la malla y empezó a chupármela con desesperación, empecé a notar como su lengua recorría mi pieza y se la metía entera en toda su boca, empezando una succión un tanto agresiva, se veía que llevaba mucho sin probar una.
Estuvo un buen rato entretenida con mi pinga y yo sentí que me iba a explotar y se lo dije, entonces paige desnuda empezó a chupar aún mas rápido, saqué mi pieza de su boca y dispare toda mi leche en su cara. Ella empezó a recoger todo mi semen y a tragarlo con delicia. Luego me cogió de la mano y nos fuimos a su cama, allí comenzamos a besarnos de manera salvaje. Mi lengua y mis dientes devoraban sus labios y su cuello.
–Vamos, sigue por favor, no pares hasta metérmela– me decía desesperándose aún más. Aproveché para quitarle su poleron y le sobe las tetas de manera muy agresiva, mientras ella me comía un poco los labios, en ese momento comenzamos de nuevo a besarnos y mi boca comenzó a bajar, pase por sus pechos monumentales y le di unos mordisquitos en uno de sus pezones, momento en que paige desnuda me dijo: “a ver si eres tan bueno con la pinga como con la lengua”.
Entonces inicio ella el control de la acción y de nuevo me la chupó, cuando comprobó que estaba lo suficientemente dura, se abrió de piernas y sin decirnos nada comencé a metérsela, no me costó nada, ya que estábamos los dos tan excitados que nuestros fluidos sexuales nos lo facilitaron todo, yo notaba que tenía a paige desnuda totalmente húmeda y excitada para mí, empezó a pedirme que lo hiciera más rápido.
Cuando nuevamente sentí muy a pesar mío que se me venía el quaker, ella se dio cuenta y sujeto mi culo, lo agarró fuertemente hacia ella, impidiendo que pudiera venirme, note como comprimía su conchita una y otra vez sobre mi pinga, dejándome nuevamente libre y continuamos con la penetración y de nuevo me pidió que llegase hasta el fondo, cosa que pude cumplirle y además comencé a pellizcarle las tetas con violencia. En ese momento me empujo violentamente y me dio la vuelta, se trepo como una loca sobre mí y tuve la visión de sus tetas sueltas saltando de un lado a otro más precisa que nunca. En esa posición fue que finalmente llegamos los dos luego de muchos minutos de trajín.
Desde aquella vez mi vida ha cambiado, paige desnuda y yo mantenemos una pequeña relación sexual oculta para todos, pero muy placentera y salvaje para nosotros.
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