Hace unos tres meses mis padres alquilaron el primer piso de la casa a una pareja de esposos. La muchacha de unos 20 añitos y cuerpo de infarto se quedaba todo el día y la tarde sola ya que su marido se iba a trabajar. Yo aprovechaba ese momento para conversar con ella y poco a poco ganármela con la intención de tener sexo en lince.
A mi inquilina le tenía un hambre desde que llego, así es que todos los días la acompañaba en sus quehaceres domésticos como ir al mercado, lavar, cocinar, planchar, limpiar, etc. Pero hace una semana atrás le pedí el número de su celular para cualquier emergencia y me lo dio sin ninguna objeción. Estaba cercano el día de tener sexo en lince con tan bella mujer.
Desde entonces chateamos todas las noches y ella me llama cuando su marido se va al trabajo para hacerle compañía. Un día me anime a más y mientras ella lavaba su ropa le robe un beso, al parecer le gusto porque desde ahí nos seguíamos besando y ya no quería parar hasta tener sexo en lince. Mis manos aprovechaban el momento del beso para acariciarla y cuando estaba en su espalda baja siempre se resbalaba hasta su culo.
sexo en lince
Ella en un inicio me detenía la mano y me decía “¿qué es lo que quieres?” y yo siempre respondía “quiero todo”. Eso la encendía ya que agarrábamos con más pasión. Un día no aguante más y la metí a mi cuarto, como no estaban mis viejos aproveche para poder hacer realidad mi deseo de tener sexo en lince. Pero no pasó nada porque tenía miedo de que lleguen mis viejos y podrían pensar mal de ella, así que bajamos a su cuarto, como no estaba su esposo aun, entramos a su cuarto y tampoco se concretó.
Hoy después de ir a una entrevista de trabajo la llame y la cite a la vuelta de la casa. Al encontrarnos tan solo con vernos nos calentamos y nos metimos a un telo para tener sexo en lince. Ni bien entramos a la habitación nos desnudamos mientras nos dábamos los besos más apasionados, ese culito paradito me llamaba la atención, así que sin mas preámbulos empecé a metérsela de una.
Mientras se la metía, puso una cara de arrecha, se notaba que llevaba tiempo sin recibir una buena sesión de sexo en lince. Que rico ver esa cara cuando me la comía, que rico era sentir un buen ajuste ahí. Inicie con la posición del misionero, pero quería sentir y que sienta más placer así es que seguí con piernas al hombro y la continúe con la del perrito.
Ella estaba palteada y me decía “vámonos mi marido puede llegar” pero no paraba de gemir mientras lo decía. Yo aprovechaba para metérsela con más fuerza aun y rapidez. Luego la puse encima de mí y sí que sabía moverse. Me reclamaba que mucho me demoraba en venirme, pero seguía contenta mientras le metía mi pinga. Se movía tan bien esta flaca que no aguante más y solté toda la chele dentro de ella y ella también se vino. “Misión cumplida” dije para mí, logre darle un buen sexo en lince.
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